lunes, 29 de diciembre de 2014

Ranking champagnes para la temporada 2014-2015

Aclaraciones: listo sólo champagnes uruguayos (al corno el terroir) y, como cualquier adulto responsable, timoneado por el disgusto al azúcar. He visitado supermercados y vinerías, pero no cavas ocultas, con una billetera topeada en 350 p.

María Zarranz Brut Natur (Varela Zarranz)
Esto es lo que pide el calor: un espumante liviano pero sabroso y además, que transmita rápido su poder burbujeante sin ceder al chantaje del dulzor. No es ácido, pero está al borde. No es oscuro, pero tampoco transparente. Se dice que ganó un premio de catadores amateurs. Lejos del tope del presupuesto, es pura personalidad y alegría discreta. A todas partes con Marie.

Irurtia Brut
A este lo tomaría en invierno: espeso y heavy. Espero recordarlo en unos meses. Se nota que les lleva dos años prepararlo. Qué paciencia para hacerlo girar un poquito cada día, durante 700 días. Oscuro y cargado. Burbujas pero no volcanes. Rico. Rico. En la lengua, en el paladar, en la cabeza. Digan lo que digan de su carrera en la UCB, Irurtia nunca falla. 

Fond de Cave Brut (Santa Rosa)
La Coca-Cola de los champagnes orientales: nada del otro mundo, pero la estabilidad garpa -pregúntenle a Astori. Sacaroso, casi indistinguible del Demi Sec -que lo probamos, claro que sí: no somos de piedra-, pero amigable. Indisociables recuerdos de navidades infantiles y algún vitreaux roto con un corcho puesto en órbita demasiado baja por pater familias. Y además lo hacían cerca de casa.

Pizzorno Brut NaturE
Sí, natur con E. Así dice la etiqueta. Los anglos mandan, se sabe (y yo un poco vivo de traducirlos, así que no jodamos). The Champenoise Method. Basta. Yendo al vino: está muy bien. Es bien seco y agresivo. Le falta algo. Puede ser un poco de Pinot: está armado sólo con Chardonnay y Cabernet. Pero es original y valiente. Podría estar un escalón más arriba. No se compliquen con el gas, no es tan importante.

195° "Champagne" Brut Tienda Inglesa
Hagan de su vida lo que quieran, pero no gasten plata en esta sidra sobrevaluada. La creencia de que los genéricos "Tienda Inglesa" están arriba del standard valdrá para cosas prescindibles como atún y arroz, pero esto es el Waterloo de Lord Henderson (bueno, sería el Austerlitz, pero me entienden). Se lo fabrica una bodega noble, pero acá lo/nos cagó. Azucarado, con gusto a manzana y megatones de anhídrido carbónico que en vano tratan de levantar un líquido rastrero y tristón. Si le ponen "sidra" y lo bajan 100p, ahí sí le damos.


lunes, 10 de noviembre de 2014

He entrado al blog

Dos amigos me envidian por estar recién enamorado de "Un buen día", de los Planetas: la canción tiene 15 años y yo la escuché hace unos días. Pero no son tan pocos días. Ya va para la semana y me sigue pareciendo una canción muy grande, muy perfecta. Se me ocurre que podría pasarme unos cuantos días tratando de escribir todo lo que me ha hecho pensar.



Como soy bestial, voy a ir de lo general a lo particular. Hay mil detalles de la "Un buen día" que me enganchan, pero el más pesado creo que tiene que ver con la duración. Es una canción que precisa transcurrir para contar bien lo que cuenta. En una especie de día cíclico el tipo nos dice todo lo que hace para no pensar en una persona que lo obsesiona. Ese día, que engancha con el anterior o el siguiente, va pasando a lo largo de esos tres minutos. Es necesario que se diga todo para que el tema cierre y vuelva a empezar. Es necesario para entender el esfuerzo que hace el tipo, pero también para que veamos la tristeza de ese día inutil y la inutilidad de ese día triste en el que se ríe y se da vuelta y sube y baja muchas veces, además de pegarse varias siestas para luego soltar que no puede dormir. Al lado de "Un buen día", la mayoría de la canciones podrían aplastarse en treinta segundos, superponer todos sus versos en dos o tres. "Un buen día",en cambio, ni siquiera tiene estribillo letrístico -sí musical- y esa es una de las claves: hay mucho y muy poco para contar, pero lo que hay que contar debe ser dicho en el tiempo.

Ahora, este es "Un buen día". Yo pienso que es así porque es el mejor después de varias semanas terribles, el principio del levante, el momento en que el tiempo, solo, va atenuando la pérdida. Por eso todo lo de la tristeza -millones de rayas incluídas- se matiza, no sólo por la luz de la melodía a lo Byrds-Calamaro, sino por ese mismo poder nombrar lo que no se quiere nombrar.

Acá ya empecé a meterme con la música y espero seguir, pero otro día. No soy Alan Pollack pero sé tocar la guitarra y algo podré decir de esta canción, que también en su composición tiene eso que amamos los hombres: redondeces.

Continuación

He encontrado en un foro la carta que le escribió a su hijo el padre de Jota -cantante y letrista de Los Planetas- la semana en que "Un Buen Día" llegó al número 1 en el ranking de la Radio Popular de Sevilla. Transcribo fragmentos:


Querido hijo:
he quedado muy contento al escuchar tu canción en la radio. Es muy bonita. Tu madre y yo estamos muy orgullosos de lo que has logrado desde que te marchaste de casa. Pero también tengo que decirte que lo que pones allí nos ha dejado un poco preocupados. Hijo, es que estás muy triste. Lo estás pasando fatal. Todos los días haciendo lo mismo. Dándole de caña por la noches y luego de siesta en siesta. Te la pasas bebiendo con los del grupete... ¡y ni siquiera ensayáis! Y el Eric ese... hijo, te vas a hacer daño. [...] A mí también me gusta ir de copas, pero todo tiene un límite. Ya vas a ver que en cuanto dejes de meterte esas cosas por la nariz te empiezas a sentir mejor y olvidas a esa chavala. No hay nada como el trabajo para matar las penas. Es cuestión de enderezarse un poco y luego las cosas se enderezan solas. Si hacéis una música maravillosa. Disfrútalo tú que puedes, que yo he tenido que currar toda mi vida. [...] Piénsatelo bien. Puedes venirte unos días con nosotros, vas a ver lo bien que te sienta comer en casa. Lo que te pido es que dejes de subirte bebido a la moto. Ah, y dice tu madre que te abrigues si vas de noche, que a la ida no hace nada de frío pero luego refresca.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Lo menos malo

Una vez me deprimí mucho con el comienzo de una novela de Arno Schmidt. La leí en español, lamentablemente (no he llegado ni voy a llegar a ese nivel de alemán). Decía algo así como que ellos siempre habían tenido que elegir entre los conservadores cristianos y los miliqueros. Pobres alemanes, pensaba. Qué horrible tener sólo esas opciones.
Y hoy, por cuestiones que no quiero extender porque soy de izquierda, nos veo cerca de aquellos pobres. Me encuentro pensando que con los autoritarios jamás, por más laicos que sean, y que de última el cristianismo es un humanismo.
Su Dios nos bendiga. Son cinco años.

jueves, 28 de agosto de 2014

MJ

Hace más o menos un mes murió Jelen. Lo sé porque entonces estábamos cerrando la revista y hoy volvimos a cerrar la revista. Mucha gente escribió sobre el asunto. Yo no pude. Siempre que muere alguien joven me abruma: trato de entenderlo y nunca encuentro el sentido. Jelen, además, ya era una incógnita para mí. Un tipo demasiado locuaz, demasiado trágico, demasiado bueno, demasiado encerrado, demasiado entusiasta, demasiado solitario.

Debe ser, además, porque era un padre raro. Creo que un hombre nunca deja de pensar en su padre. Mi padre murió a una edad cercana a la de Jelen. Y ahora yo también soy padre. Lo que sabía de Jelen, como padre y como hijo, me desconcertaba. Pero aunque nunca lo hablamos, estoy seguro de que pensábamos parecido sobre la relación padre-hijo.

No éramos íntimos. Nos habíamos conocido hace unos diez años, en un asado de los amigos de Mundo Cañon. Nos caímos bien. Después empezamos a vernos más seguido en La Diaria. Me asombraba la alegría que le producían algunos discos o algunos artículos de prensa. A veces coincidía con él en esos gustos y traficábamos material. Promocionaba las cosas que le gustaban con una extroversión casi infantil. Tuve la suerte de que le gustara mi banda.

De lo que se escribió sobre él después de que murió lo mejor para mí fue lo que hizo el Chino López Belloso. Recordó un episodio de militancia juvenil y se animó, con cariño, a hacer una crítica del Jelen personaje, del Jelen columnista de opinión. Para él, Jelen era un hombre de los movimientos estudiantiles del final de la dictadura que se complicó al tratar de aggionarse a una época de corrección política.

No estoy del todo de acuerdo con el Chino. Lo que dice puede servir para entender el “atletismo” con que nota a nota Marcelo trataba de superarse como pluma defensora de causas como el feminismo o la liberación de la marihuana. Pero yo creo que en el fondo ésas eran realmente las causas políticas más importantes para él. Creo que Marcelo era un liberal, un auténtico liberal en sentido anglo, uno que defiende sobre todo la libertad individual.

Supongo que de esa raíz liberal viene lo que más me gustaba de Marcelo como columnista: su desafío intermitente a cierto sentido común frenteamplista. Siempre jorobábamos con que nosotros dos éramos batllistas. Él llegó a militar un poco en el Partido Colorado; yo en cambio me hice adolescente sabiendo que si el batllismo existía en algún lugar no era justo ahí. Distintas generaciones. Igual éramos cómplices: de izquierda, pero no afiliados.

Me tocó, por culpa de vacantes mal llenadas, ser parte de reuniones donde hubo que trasmitirle algunos problemas que traía esa de necesidad de superarse en acrobacia a la hora de hacer cada columna. Era un periodista de carrera y su firma se había vuelto una marca. Sin embargo, nunca vi a alguien tomarse las críticas con tanta humildad y buena onda. La mayoría de nosotros, cuando nos objetan, tendemos a dar excusas, a mover el centro de la discusión o a buscar contraataques; él, en cambio, parecía que sólo quisiera entender en qué había fallado para poder mejorar la próxima.

Para un tipo inteligente es fácil divertir hablando mal. Marcelo elegía conversar de lo que lo alegraba. Sabía acompañar la ironía y era, claro, muy agudo. Pero en las charlas siempre tendía a anunciar descubrimientos, a encontrar cualidades, a recomendar sus preferencias.

Estábamos desenfocados, pero llegamos a planear una nota sobre un momento cultural y una intriga política que nos obsesionaban. Perdí el esquema, pero sigo buscando una foto que le saqué a la servilleta donde lo anotamos. Voy a tener que escribir la nota solo.

Hace pocos días me crucé con una amiga de la juventud de Marcelo, ahora colega en la Fac. Me contó cosas que cambiaron la idea que yo tenía sobre su lado más nocturno, descontrolado, rockero. Para mí había sido una progresión que acompañó su alza en notoriedad como periodista. Ella me hizo ver que no, que siempre había sido igual de intenso. Un poquito menos de misterio: no me viene mal.

Porque siempre es un misterio cuando se muere alguien joven. No nos suelta nunca. Me doy cuenta de que todo este mes he estado pensando en el misterio de Marcelo. Escucho su voz perfectamente. Lo escucho reírse, exagerar. Me fue bueno.

lunes, 21 de julio de 2014

In The Middle of a Dream

Cualquier camino por las letras de John tiene que pasar por los sueños, la imaginación. Es una pelotudez decir que los primeros Beatles sólo hablaban de amores, etc. Lo onírico está casi desde el principio y se vuelve cada vez más importante, y aun después del pico lisérgico sigue siendo un tema.

"I'm Only Sleeping" debe ser la más redonda de esta camada. A diferencia de otras canciones anteriores de Lennon o de sus guías (Roy Orbison y la tristísima "In Dreams", los Everly Bros y "All I Have To Do"), acá el sueño es pura somnolencia, ensueño mismo, y no deseo postergado. Es el sueño como estado alterado para disfrutar, o al menos examinar. Es curiosidad por la propia cabeza. Bien lejos de lo que harían los Flaming Lips en "Bad Days", donde ya no se trata de soñar con llegar a alguien, sino de anestesiarse para no sufrir ("You have to sleep late when you can / and all your bad days will end", dice Wayne Coyne), Lennon, en cambio, quiere dormir para estar en ese lugar intermedio en que todo se ve un poco distinto: "When I'm in the middle of a dream /Stay in bed, float up stream / Please, don't wake me, no, don't shake me / Leave me where I am, I'm only sleeping". Lo de remontar la corriente del sueño es un hallazgo, pero también lo de reivindicarlo como algo productivo: "Everybody seems to think I'm lazy /I don't mind, I think they're crazy".

En los 70 John vuelve a usar la frase "In the middle of a dream" en "Oh, Yoko", esa canción preciosa que Wes Anderson tuvo a bien incluir en Rushmore. Hablando de eso, me voy a ver Grand Hotel Budapest. Queda para otra todo la de la imaginación, pero el arranque tiene que ser los primeros versos de "I'll Get You", en los que John hace una pirueta casi mortal ("Imagine you're in love with me, it's easy 'cause I now I've imagined I'm in love with you many many many times before") y cae tan bien que la va a intentar muchas veces más.

Bueno, estos fueron mis pensamientos Beatle de hoy. Good night, sleep tight.

jueves, 26 de junio de 2014

Solo Brian

Hoy pensé en Brian Wilson, siempre rodeado de chotos, mientras John y Paul se acompañaban entre sí y con George Martin. Pobre Brian, se daba cuenta de esa desventaja. Es increíble todo lo que hizo prácticamente solo.

Los Beatles son arquetipos -podemos medir a casi todo el mundo por el porcentaje de John, Paul, George y Ringo que tienen dentro-, pero los Beach Boys son el otro modelo. Todas las bandas de rock pueden ser dos: Beatles y Beach Boys. B&BB.

viernes, 23 de mayo de 2014

Ra a a ain

Hoy estuve pensando que el nudo de todo es el disco Paperbackwriter/Rain. Ahí cada cual está at his best. Bueno, Paul no tanto, pero John seguro sí. Y si hay que elegir dos temas, estos están bien arriba. Con este tema Paul funda el nerd rock, el rock temático. Ese que tiene letras que no hablan de relaciones humanas, sino de cosas, con mucha data. Y Johh, la pucha. Mientras PaperbackW es de lo más cuadrado de Paul, Rain es de lo más refinado de Lennon, aunque musicalmente los temas son bastante cercanos (en definitiva, variaciones de blues, o I-IV-V para los romanos). Rain, cómo decirlo, es lo mejor que se puede hacer con una letra de Rock. Con Rain John se da cuenta que no tiene sentido tratar de ser Dylan, de que él es inmensamente más grande y que tiene todo un universo para contar directamente, sin intermediarios, de que él puede cantar casi en una nota y sin embargo ser profundamente melódico, atractivo, seductor, querido. Es lisérgico y es terreno. Es simple y es ambiguo. Habla del clima y habla del tiempo. Usa diez palabras, pero las mete bien. Tiene la mejor banda del mundo para adornarle ese blues (a la pipeta, qué bajista). Así que hay espacio para un guiño a los vanguardistas, que precisan guiñadas siempre, y por eso al final pasa la cinta al revés, para que a todos les quede claro que adelante adelante va él.

jueves, 22 de mayo de 2014

Una cosa que pensé sobre los Beatles

En realidad, todos los días pienso en los Beatles. Después de algunos familiares, son la gente en la que más pienso. John, Paul: calculo que para millones son nombres de la Biblia. Para mí, así, sin apellidos, son ellos nomás.

La cosa es que todos los días pienso en John y Paul, los Beatles. Son boludeces, detalles, a veces cosas técnicas, a veces un cuelgue en una canción, a veces algo de su personalidad. Creo que John es la persona más importante del siglo XX.

Hoy se me ocurrió pensar en ellos como trabajadores. La cosa viene porque me fascina cómo en pocos años se transforman de manera tan escandalosa. Los discos bisagra no alcanzan para explicar ese cambio. De Help a Sgt Pepper hay un abismo (mi disco favorito casi siempre está en el medio, pero a veces es Help).

Entonces, lo que hoy se me ocurrió es que en 1966 los Beatles se retiran. Se jubilan, o se van de vacaciones. Ya la hicieron toda. Pero quieren seguir tocando un poco. No en vivo, se sabe. Pero jugar, probar drogas, entretenerse: ocio proletario. Y entonces John se anima a cantar en una sola nota, como siempre quiso. Y Paul llama a toda la orquesta. Son gustos de obrero.

Hasta mañana.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Así se escriben noticias de astronomía

Miren cuánta gracia hay en este suelto aparecido en Marcha en marzo de 1956. Son esas cosas que no se firman, que muchas veces solamente llenan un hueco, como acá, pero que dan enorme placer al escribirlas o al encontrarlas.

Degradación de un planeta


Se trata de Plutón que había adquirido, al parecer sin méritos suficientes, el grado de planeta, a pesar de su exiguo tamaño (la mitad del de la Tierra). Pues bien: el caso ha sido revisado en vista de que presentaba ciertas anomalías que denunciaban una evidente falta de categoría planetaria. Por ejemplo, Plutón emplea seis días y medio en una rotación sobre su eje (la Tierra 24 horas). Un perspicaz policía de astros, Mr. Gerard Peter Kniper, de la Universidad de Chicago, astrónomo, entró en sospechas, y después de examinar otros rasgos indiciarios, además del mencionado, llegó a la desconsoladora conclusión de que Plutón es un satélite disfrazado de planeta.
 
¿Quién es el dueño de Plutón? Según el mismo astrónomo, el propietario de este falso planeta es Saturno (37 veces mayor que la Tierra). Parece ser que Plutón consiguió evadirse del círculo de Saturno, pero ha conservado y aún conserva las costumbres adquiridas durante su época de dependencia y por eso sigue dando vueltas con la lentitud que corresponde a un satélite y su órbita es muy elíptica por efecto de la influencia dejada por Saturno en su trayectoria. 

Sin embargo, este esclavo evadido no será devuelto a su dueño.